Los bravas y las suricatas
Los bravas y las suricatas
Por Felisindo Rodriguez
4/11/2025
Hay animales que uno respeta sin pensarlo: el león, el tiburón… y después están otros que tambien se los respeta pero por distintas causas, en este grupo estas las suricatas. Esos bichos simpaticos que viven como antenitas de DirectTV en el medio del desierto, mirando con caras de “cuidado que va a pasar algo” el horizonte . Pero que no te engañen una suricata mide 30 centímetros y no llega al kilo, pero camina como si fuera guardaespaldas de Trump. Pura actitud.
La cosa es que se pasan la vida siempre en grupo. Tienen la suricata centinela, que es la que se para bien erguida mirando el horizonte para avisar si se viene la desgracia. Si el centinela falla, el resto termina convertido en almuerzo del primer predador que pase por ahi. Así de sencillo. Después está el que cuida a las crías, ese la debe pasar divertido, pero mojado, el que excava la madriguera, el que se porta mal le dicen, "anda a escavar y termina la cueva”, el que caza, al que todos miran cuando vuelve con cara de “yo quiero”, y un par que uno no sabe bien qué hacen, pero siempre están ahí mirando todo, como tíos en Navidad.
Y hoy me cayó la ficha:
Son exactamente iguales que una barra brava de futbol.
Poné una cámara lenta en la entrada a la popular y vas a ver la misma escena. El barra Jefe: parado, pecho hacia adelante, mirada fija en el horizonte. Si ve venir algo complicado, avisa. La vocalización es distinta, pero el mensaje es el mismo:
Suricata: “kik-kik-kik-KIK!”
Barra: “DALE DALE DALE DALEEEEEEEE!”
Traducción simultánea: ¡Corran, viene la cana!! o Vamos para delante, vamo!!!!
Las suricatas viven organizadas porque ahí está su supervivencia. Los barras viven organizados tambien porque ahí está su honor, su camiseta, la bandera de 30 metros que no se sabe bien cómo metieron al estadio, y el bombo que pasó de generación en generación, y sobre todo la guita de los estacionamientos, la venta de lo que sea y el apriete.
La madriguera para la suricata es sagrada. La popular para la barra también. Son espacios donde la identidad se respira, se grita y, si hace falta, se defiende con los dientes.
Después está el tema del líder.
La suricata alfa llega a ese lugar porque protege, coordina, guía, es "macho" se la ganó!!!
El jefe de la barra llega porque… no hace falta explicar. Simplemente llega. Y nadie pregunta por qué. Preguntar no es una opción saludable. La naturaleza es sabia. Mejor dejalo ahi si queres sobrevivir.
La amistad también es parecida.
Las suricatas se abrazan, se tocan, se cuidan mientras duermen, supongo que tendra su olorcito, pero se la bancan.
Las barras se abrazan cantando, se transpira la camiseta pero el olor a sudor no importa, se golpean el pecho, y se esperan cuando hay que salir rápido. Son formas distintas de ternura. Es la misma necesidad: no estar solo cuando el mundo aprieta.
Y claro que hay peleas internas.
Las suricatas discuten por el túnel más cómodo, supongo que los gordos son los primeros rebeldes.
Las barras por quién lleva el bombo o la bandera más grande. Claro, si el Jefe no dijo antes quien lo hacia.
El conflicto es parte del ecosistema. La pelea por los vueltos o quien se quedo con la merca.
No hay tribu sin fricción.
Si lo pensás bien, no estamos tan lejos de los bichos del desierto.
La suricata levanta la cabeza para ver si viene el peligro.
El barra levanta la cabeza para ver si la policía dobla la esquina.
Es adaptación pura.
Porque el desierto no siempre es arena.
A veces es cemento caliente, olor a choripán y un estadio a las cuatro de la tarde.
Y uno ahí, parado, mirando alrededor, tratando de entender si hay que cantar, correr o simplemente contemplar el caos con calma.
La verdad es que, en algún nivel básico, todos somos un poco suricatas.
Solo cambia el paisaje y la camiseta.
%2023.07.38.png)
Comentarios
Publicar un comentario
Agradecemos tu comentario!!!