¿En qué nivel estás viviendo?
Autor: Felisindo Rodriguez
con asistencia de IA en la redacción
Vivís acelerado, con el teléfono en la mano, corriendo de una cosa a la otra. Y a veces, cuando frenás un segundo, aparece una pregunta que no siempre sabés contestar: Eso es todo?.Esa inquietud, ese pequeño temblor que sentís por dentro, es una señal de que algo en vos está buscando más.
En este artículo quiero invitarte a pensar sobre los distintos niveles existenciales que atraviesan tu vida. Esta es una versión resumida de un trabajo más extenso que podés leer completo Link, pero lo esencial está acá, para que lo leas tranquilo, con un café en la mano y el corazón abierto.
Tres niveles para entenderte mejor
No vivís solo en un plano. Aunque muchas veces parezca que tu día se reduce a pagar cuentas, cumplir horarios y llegar como puedas al final de la jornada, vos sos mucho más que eso. Tu existencia se mueve, al menos, en tres niveles distintos:
1. Nivel material
Este es el más evidente. Acá están tus rutinas, tus obligaciones, lo que hacés y lo que mostrás. Es necesario —sin duda— pero si te quedás solo en este nivel, algo empieza a faltarte. Podés tener éxito, cosas, reconocimiento… y sin embargo, sentir que algo no cierra.
2. Nivel reflexivo
En este plano te asomás a las preguntas más importantes: ¿quién soy? ¿para qué hago lo que hago? ¿qué sentido tiene esto? Es el espacio del pensamiento, de la introspección. Capaz te da vértigo, o te cuesta sostenerlo. Pero sin estas preguntas, la vida queda en piloto automático.
3. Nivel trascendental
Este nivel va más allá de vos mismo. Tiene que ver con el misterio, con lo sagrado, con esa conexión invisible que te atraviesa aunque no puedas explicarla. No hace falta ser religioso para sentirlo: es esa certeza íntima de que tu vida forma parte de algo más grande. Y cuando tocás este nivel —aunque sea por un instante— todo lo demás se resignifica.
¿Y la humanidad, dónde está parada?
La mayoría de las veces, la sociedad en la que vivís se mueve en el nivel material. Todo gira en torno a la productividad, al consumo, al hacer sin parar. Pero eso tiene un costo: ansiedad, vacío, relaciones frágiles, pérdida de sentido.
Aun así, hay signos de algo nuevo. Personas como vos empiezan a hacerse preguntas, a buscar otra forma de vivir, de trabajar, de estar en el mundo. Y cuando eso pasa, entrás en el nivel reflexivo. A veces, incluso, sentís el impulso de ir más hondo… de reencontrarte con lo esencial. Eso es el nivel trascendental despertando.
¿Qué hace falta para dar el salto?
Estamos en un momento de quiebre. Podés seguir corriendo detrás de lo inmediato, o podés animarte a un salto de conciencia. Ese salto no depende de avances tecnológicos, sino de decisiones tuyas, humanas, interiores.
Y empieza por cosas concretas:
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Educarte distinto: no solo con datos, sino aprendiendo a pensar, sentir y estar presente.
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Elegir una cultura distinta: una que celebre la belleza, el silencio y los vínculos verdaderos.
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Cultivar tu interioridad: con prácticas que te devuelvan al centro, a lo esencial.
Un futuro que nace en vos
No se trata de renunciar al mundo, sino de habitarlo de otra manera. Con los pies en la tierra y el alma abierta al cielo. De integrar tu hacer con tu ser, tu razón con tu intuición, tu cuerpo con tu espíritu.
Quizás el verdadero salto evolutivo no sea conquistar el espacio, sino aprender a estar verdaderamente presentes acá. En tu vida. En tu tiempo. En tu corazón.
Si esto te resonó y querés profundizar, podés leer el ensayo completo acá:
Leer el trabajo completo: Niveles existenciales y salto evolutivo
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